Friday April 7 2017
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“yo soy responsable de lo que digo, no de lo que usted quiere entender”

Este particular fragmento pertenece a una canción que escuché de casualidad hace poco y fue inevitable que en mi mente viniera un gigante NO, pues no puede resultar más ilógica en un contexto real. Si bien es cierto que en la dinámica de la canción se refiere muy coloquialmente a cuando una persona “lanza” una indirecta, también me hizo pensar lo desligados que nos encontramos normalmente del objetivo de nuestras palabras, como si ni siquiera hiciéramos el más mínimo esfuerzo por transmitir un mensaje realmente y hacer entender a la otra persona nuestra forma de pensar.

Como comunicador esto me resulta incomprensible, desde el inicio básico del estudio de la comunicación siempre ha sido prioridad entender por qué muchas veces el mensaje se pierde o distorsiona en el proceso, lo cual conlleva a un sinfín de conceptos y teorías, pero que en términos generales se reduce a unos elementos básicos: emisor, receptor, mensaje, ruido y contexto.

Pero, ¿esto qué quiere decir?, para entenderlo podemos poner un ejemplo con dos personas: Andrés (emisor) está hablando con Carolina (receptor), charlan en una concurrida calle (contexto) y Andrés le dice “¿Quieres ir a ver una película conmigo?” (Mensaje), pero debido al sonido producido por los carros que circulan en la calle (ruido) Carolina entiende “Voy a ver una película con mi amigo” (mensaje distorsionado).

La situación de este ejemplo es sumamente cotidiana y suele ser arreglada de inmediato al reiterar lo que se quería decir realmente, sin embargo muchas veces es más difícil rectificar el mensaje para que la otra persona pueda entender exitosamente.

Este es precisamente el caso de las redes sociales, un medio escrito que muchas veces puede resultar insuficiente para que nosotros como emisores podamos hacer entender nuestro mensaje a quienes comentamos una foto, enviamos un texto en mensajería instantánea o simplemente al postear un mensaje cualquiera en la red social de turno, dando como resultado malentendidos de todos los tamaños, pues cada persona entenderá el mensaje de distinta forma de acuerdo al contexto.

Para evitar estos inconvenientes, las redes sociales han facilitado una variedad de herramientas que nos ayudarán a darle un poco de contexto a nuestros mensajes, recursos como los emoticones, los estados de ánimo, las notas de voz y el uso adecuado de la mayúscula en estos medios, le permitirá a los usuarios plasmar mejor sus ideas sobre lo que sea que quieran postear, mensajear o comentar, pero para ello deben conocer ese “código propio de la web”.

Si bien algunos de estos recursos pueden parecer algo informales, es importante recordar que las redes sociales requieren una interacción “menos formal”, esto se debe a que desde sus inicios se pensó para ser un lugar donde plasmar la personalidad de los usuarios, una extensión de su mente, de su visión y de sus opiniones, no como una manifestación oficial, dando como resultadas interacciones que trascienden incluso algunos códigos de conducta social, sin querer decir por ello que se caiga en una expresión vulgar o inadecuada, solo una especie de lenguaje propio a la red social y más propio aun a cada persona, a su personalidad y a sus opiniones.

Es por esto que una escritura un poco informal no resulta inadecuada en la mayoría de los casos, un “jajaja” acompañado de un “=D” sin duda ayudará a plasmar tu estado de ánimo u opinión sobre el tema, y finalmente, solo me queda dejarles una famosa frase que circula por internet de un autor no determinado, “hay que escuchar para entender, no para responder”.


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